Llegamos el miércoles tarde a Amman y el jueves ya estábamos de camino hacia Jerash, una ciudad romana perfectamente conservada que pudimos recorrer prácticamente en solitario lo que hace aun más impresionante su visita.
A mediodía ya estábamos en el centro de Amman y lo cierto es que es bastante gris, sucio y con pocas, muy pocas cosas para comprar…, por lo que decidimos tomar algo e ir a por nuestro coche de alquiler en la oficina del Four Seassons; y es aquí donde pasamos el mejor momento de Amman…..
Pedazo de cervezas nos metimos en pleno Ramadaán; probablemente la mejor cerveza que me he tomado nunca….
Siguiente etapa y tras un espectacular recorrido: MAR MUERTO
Cuatrocientos metros por debajo del mar y ahí como Camarón “Flotando como un velero”, la verdad que es una pasada. Duchita de agua dulce y rumbo a Petra, la “Nueva Maravilla” y con razón. Toda una experiencia surcar el desfiladero del Siq como Indiana Jones para llegar a Al Kaznhe (El Tesoro) y pasear por la ciudad tallada en la piedra por el pueblo Nabateo.
En resumen: Jordania es un país digno de ver a pesar de que su capital no nos cautivó y que el Ramadán reduce el ambientillo, pero en general la gente es majísima y tanto Jerash, como Dead Sea y Petra son auténticamente espectaculares.
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