MANOLO:
A las 7 de la mañanita estamos preparados desde Agua Amarga y comenzamos la primera subida
con una fuerte cuesta que nos coge en frío. Vamos paralelos al mar, entre
montañas que a ratos nos impide su visión. La primera cala de Enmedio desde las
alturas nos encanta por su belleza y dimensión. Continuamos con los sube y baja
hasta la cala del Plomo que atravesamos por la playa y empezamos a subir entre
un grupo de tres o cuatro casas. A partir de aquí el recorrido se aparta de la
costa hasta llegar a la cala de San Pedro, la bajada es molesta y hay que
hacerla con
prudencia.
Al llegar a la arena
, sus alrededores parecen un barrio troglodita con casas entre los árboles,
algunas cuevas, viejas fortificaciones, tiendas de campaña, casa de piedra,
etc., todo un conjunto mayor del que a simple vista se ve, con gentes que viven
una vida distinta y de espalda a la sociedad que conocemos.
La subida es cómoda
y nos lleva hasta La Negras y a poca distancia la cala El Cuervo.
Aquí terminamos la
primera parte, 15 km y 2 horas y 40 minutos, me despido de Borja, que continúa
sólo, lo veo correr por el camino de la montaña y parece que su piel ha cogido
el color crema - ocre de las tierras por donde pisa, será una cuestión de comunión
con el medio ambiente.
BORJA:
Desde Las Negras
empiezo mi ruta en solitario cogiendo el sendero requena y adentrándome en las
estepas del parque natural de Cabo de Gata. El sendero recorre prácticamente el interior y se identifica con las clásicas películas del oeste tanto por lo
profundo como por lo desértico. Cruzo el pueblecito de la Ermita, una maravilla
en medio de la nada, y empiezo la subida más fuerte del día, un continuo
ascenso sin excesiva complejidad para coronar el alto de Rodalquilar. Una vez
arriba, con una sensación de soledad abrumadora (desde que me despedí de Manolo
no he visto a nadie), cojo el Barranco del Negro para bajar al pueblo pesquero
de la “Isleta del Moro”.
Paradita de unos
minutos tras haber “devorado” 35 km y seguimos para llegar a meta. El camino
zig zagea entre costa e interior, cruzando el pueblo de Los Escullos y tocando la Playa Escondida, que como su propio nombre indica, es perfecta para perderse y
encontrarse con uno mismo.
Entre pistas y
senderos, diviso Cala Higuera o lo que es lo mismo, el incio del fin de la
carrera, puesto que San José, lugar donde estaría esperando mi fiel escudero,
se encuentra a unos pocos km. Con ilusión por lo vivido, “cruzo la línea de meta” y
vuelvo a encontrarme con Manolo.
Bañito merecido en el mar, ducha en las templadas aguas de las fuentes de San José y de camino
(ahora ya sí, en coche) a la Isleta del Moro para degustar las exquisiteces del
“Club Municipal de la tercera edad", lugar muy recomendable por su calidad
y gratificante por la conversación con las personas que son responsables
del mismo.
Gracias
por la información de todos los que nos recomendasteis.
Manolo 18 km, 2 horas 40 minutos
Borja 47 km, 6 horas 40 minutos